13/7/10

Semana del 5 al 11 de julio

1. París. Lo que diga sobre París será siempre insuficiente. Creo que tuve una revelación, una iluminación en el metro de París, entre chinos, nigerianos, árabes, latinos, indios, gringos, alemanes. O en la solitaria y desconocida tumba de Georges Perec en el Pere Lachaise. O en un Starbucks en el que me encontré con Johanna. O en una tienda de discos en la que sonaba Giant steps, de Coltrane. (...) París no se acaba nunca.
2. La hospitalidad de la familia Céspedes, que nos acompañó en Lyon, en Marsella, en el inesperado Orange, en la visita relámpago a Ginebra, y en París, y fueron increíblemente amables, especialmente Luz.
3. El Louvre. Gigantesco, apabullante, pero al mismo tiempo acogedor, no como El Prado, que parece una iglesia enorme y presuntuosa. Podría vivir un par de años en el Louvre, incluso sólo en las salas dedicadas a pintores holandeses del siglo XVII, que es, junto con Turner, lo que más me gusta por estos días.
4. Dublinesca, la última novela de Vila-Matas. Me asusta y me parece ya sospechosa (¿de qué?) la afinidad con los gustos de Vila-Matas. En la novela cita a Dylan, a Waits, incluso a los improbables Guillemots, y el Viaje sentimental de Sterne, y la Carta breve de Handke (dos libros que precisamente he leído en el último mes), y su obsesión (también mía) por New York, y un largo etcétera. ¿Será posible que todos estos gustos sean influencia de Vila-Matas?, ¿son casuales?, ¿cómo se conforma esta red de referencias comunes?
5. El esperado regreso, a Bogotá, a mi ciudad, en la que he vivido y vivo y quiero vivir, a estos cuarenta metros cuadrados en los que me siento más seguro e identificado que en ningún lugar, a una cotidianidad que a veces me apasiona y casi siempre me gusta, a Claudia, sobre todo a Claudia, a quien dedico aquí estas líneas de Well worn handI don't want to go out on my own anymore, I cant face the night like I used to before.

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