29/4/12

Semana del 23 al 29 de abril

1. El Riverside Park. De lejos el mejor parque que he visto en Manhattan, especialmente porque es realmente un parque, en donde la gente juega (hay cantidades de canchas deportivas), corre, duerme, pasea al perro y todo esto, valga subrayar, en un espacio aislado del ruido de la ciudad, entre la rivera del Hudson y las colinas del West End. Nada que ver con el Central Park, que está totalmente rodeado de edificios. Diría que el Riverside Park es el lugar más tranquilo de Manhattan.
2. Coney Island. Hay mucho que decir sobre la única playa de la ciudad que merece el nombre de playa, y sobre un parque de diversiones que ha aguantado un siglo y no se rinde a la decadencia. Lo que más me sorprendió, en todo caso, fue el barrio ruso que está cerca: es como entrar en Moscú sin darse cuenta. De todos los mini-países que se ven en New York, este barrio ruso es el que me ha resultado más radicalmente exótico.
3. El género de las conferencias de superestrellas académicas es muy particular. Esta semana vi la más barroca hasta ahora: una conversación entre David Graeber y David Harvey. Los asistentes hacían fila para obtener autógrafos. Graeber estuvo todo el tiempo disfrazado de centurión romano (no es broma). Lo más curioso es que hablaban de revolución y anticapitalismo con una seriedad (y el público los escuchaba con una seriedad), que nadie parecía encontrar irónica.
4. Esta semana he reavivado mi obsesión por The wonder years, pues descubrí que puedo ver la serie entera en el Netflix que mis roommates pagan. No logro acostumbrarme a las voces de los personajes (siempre la vi doblada al español), pero de otro lado he descubierto que entiendo muchas más cosas ahora, sutilezas sobre el  "american way of life" de las que no tenía ni idea. Curioso que haya quedado tan marcado por una serie que narra la vida cotidiana de lugares tan diferentes a aquellos en los que crecí.
5. He ido notando que los comediantes políticos son muy importantes aquí, algunos muy influyentes. Entre ellos está Stephen Colbert, que me ha parecido el más genial (y arriesgado) de todos. Dos joyas: su intervención en el Congreso en un debate sobre inmigración (este lo encontré subtitulado): http://bit.ly/Izb69S, y su intervención en la Casa Blanca en 2006, en la que acaba con un George W. Bush recién re-elegido, teniéndolo a dos metros escasos: http://bit.ly/IA235A

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