23/2/09

Semana del 16 al 22 de febrero

1. Mi cuerpo es una celda, la "autobiografía" de Andrés Caicedo editada por Alberto Fuguet a partir de sus apuntes, sus cartas y, sobre todo, sus críticas cinematográficas. Qué crítico, y qué espectador fuera de serie resultó ser Caicedo; un absoluto cinéfago, excesivo, apasionado, muy bien informado y muy juicioso. El libro desterró para siempre la imagen más bien sosa de Caicedo como "poeta maldito".
2. Tu y yo. Objetos de lujo, de Vicente Verdú. Uno de esos "ensayos españoles" (casi un género) que diriamos de divulgación, que lanza sin embargo, descuidadamente, un par de ideas geniales, tipo Sennett, sobre las transformaciones sociales que vienen con la cultura de consumo. Y se lee de una sentada.
3. En el mundo interior del capital. Para una teoría filosófica de la globalización. De Peter Sloterdijk. Sloterdijk sigue haciendo puntos como el pensador más interesante y complejo entre los teóricos de turno: la tarea imposible que se propone en este ensayo (denso, pero versatil, y muy bien escrito) es ya un ejemplo contundente de su capacidad de entender las necesidades teóricas del mundo contemporáneo.
4. Visita relámpago (de médico) al apartamento de Carlos, con mi madre y mis hermanas. Una escena familiar muy extraña, un poco bizarra, pero cargada de significado, de un modo inesperado.
5. LastFm. El famoso portal musical, al que por alguna razón no me había suscrito. Tan solo agregué algunos grupos a mi perfil y ya tengo la primera sorpresa importante: Orchestral Manoeuvres in the Dark. Gran grupo, gran buscador.

15/2/09

Semana del 9 al 15 de febrero

1. 60 años. El sexagésimo aniversario de mi señor padre, Don Luis. Lleno de encuentros postergados por décadas entre Riveros y Montenegros y amigos comunes. Ahora, Luis es oficialmente el hijo mayor de los Montenegro. Felicidades, desde este blog que nunca leerás.
2. The Passenger, como una obsesión, como una maldición. Verla seis veces esta semana (obligación académica, en parte) me ha llevado hasta el fanatismo rabioso e irracional por Antonioni. Aún cuando la esté sobreinterpretando, he encontrado tantas virtudes en The Passenger esta semana que no puedo menos que declararme en homenaje permanente a Antonioni.
3. Marc Wathieu. O el flickr de Marc Wathieu, algún profesor alemán de diseño muy juicioso, brillante, y, sobre todo, muy generoso: los cientos de imágenes que clasifica en su flickr están en alta resolución y no hay problema para bajarlas. Gracias por las imágenes, señor Wathieu.
4. Viernes de Jackass con la pandilla de Interpretación. Carlos, prácticamente enamorado del baterista, que "cumplió" con los covers de Sabbath, según David. Yo, haciendo listas literarias con Ivonne.
5. Teoría. Empezando a regañadientes, siguiendo con dificultad, y terminando casi con placer, he escrito el artículo sobre patrimonio, mercado y consumo, que me han pedido para la Revista Colombiana de Antropología. Y ¡qué más da!, me he divertido cantidades cruzando a Marx con etnografías sobre los aguaruna peruanos.

9/2/09

Semana del 2 al 8 de febrero

1. Revolutionary Road. ¡Qué gran película! Excelente, por donde se la mire. Las actuaciones son impresionantes, el guión, los diálogos (que se le deben en su mayor parte a Richard Yates), las locaciones, el casting, el ritmo, todo. Sam Mendes logró sacarse de encima el éxito ambiguo de la más bien mediocre American Beauty y hacer una verdadera obra maestra, con todas las letras. Habla muy mal de los premios Oscar que Revolutionary Road no esté nominada a mejor película (¡ni sus protagonistas a mejores actores!), mientras que se hacen venias al fiasco de Benjamin Button.
2. Las amigas, de Antonioni. En mi maratón antonionesca me encontré con que proyectaban Las amigas, una de sus primeras películas (1955), en el cine Metro, que está totalmente quebrado (cinco personas asistimos a la proyección). Como no podía ser de otra manera, la película es genial, y en este caso inesperadamente más compleja en su representación de las relaciones sociales y afectivas que muchas películas posteriores de Antonioni. Por momentos, parece dirigida por el mejor Allen, el de Husbands and Wives, por ejemplo.
3. La duración de los empeños simples, una novela corta de Daniel Sada que confirma lo que había intuido en sus cuentos: Sada es capaz de equilibrar su extraña sintaxis barroca con una historia sólida, unos personajes completos, en fin, una buena estructura narrativa. Todo un prodigio de equilibrismo.
4. Seeing Things, el album de Jakob Dylan. Después de este album, Dylan ya no tiene que demostrar nada sobre su apellido. Además de revelarse como un vocalista mucho más completo que en Wallflowers, Dylan logra crear una bella atmósfera folk, sincera, capaz de conmover y de alegrar realmente. Will it grow y Something good this way comes son dos excelentes ejemplos.
5. El proyecto de investigación sobre el campo laboral publicitario en Bogotá, al que he estado dándole tantas vueltas últimamente, por fin arrancó en firme en la Central, con un buen equipo de investigadores y auxiliares.

1/2/09

Semana del 26 de enero al 1 de febrero

1. Confesión a Laura, de Jaime Osorio Gómez. Había escuchado comentarios sueltos, marginales, pero nadie me había dicho que hubiese una película colombiana tan pero tan buena, con todas las letras, y es algo que debiera decirse, de verdad, anunciarse a los cuatro vientos. Un colombiano que se diga amante del cine no puede pasarse sin ver esta película y quedar tan tranquilo.
2. Ibarguengoitia, por enésima vez. Catalina me trajo de México Los pasos de López (la única novela de Ibarguengoitia que no había leído aún) y debo decir que, creyendo conocer su obra como la conozco, logró sorprenderme. Los pasos de López es una versión digamos más "seria" de Los relámpagos de agosto, y sin duda más compleja, más sutil. Una novela excelente.
3. Apocalipsur, de Javier Mejia. No sé por qué me dio esta semana por el cine colombiano (sobre el que tengo muchos prejuicios), pero me encontré con un par de joyas. El relato minimalista y soberbio de Confesión a Laura, y la energía y la sinceridad de Apocalipsur, mitad Jarmusch, mitad Peckinpah. Conmovedora sin sensiblerías y vertiginosa sin artificios.
4. The Reader, de Stephen Daldry. Aunque me temo que a las películas nominadas al Oscar este año les sobra patetismo y sensiblería (mírese Benjamin Button: fórmula Titanic o Forrest Gump o ese tipo de películas), The Reader logra matizar por momentos esa sensación; la impresionante actuación de Kate Winslet ayuda mucho, pero creo que es sobre todo el bello homenaje a la literatura que hay allí el que me vendió la película.
5. Trasteo de Fernando. O temporada de trasteos (ya se anuncia el de Carlos). Con todo y las tres vueltas que debimos dar a la ciudad, las ochocientas escaleras que tuvimos que subir y bajar, y las quinientas bolsas que tuvimos que empacar, el asunto resultó divertido.